2. Introducción

La salud y el bienestar de una población dependen de las condiciones sociales, económicas, ambientales, culturales, geográficas, educativas y sanitarias del lugar en el que vive dicha población. El grado de cohesión social, la existencia o no de determinados recursos, cómo se utilizan los mismos y en qué grado están conectados son elementos que también influyen en esta salud poblacional. Así pues, el desarrollo y protagonismo de diferentes actores a nivel local tiene un peso específico influyendo no sólo en los determinantes relacionados con el Sistema Sanitario, sino también en aspectos socioeconómicos y ambientales que pueden tener un impacto importante en los resultados de salud de la población.

Las corporaciones locales son por tanto actores clave por la capacidad que tienen para incorporar la Salud en todas las Políticas en todas las actuaciones con un impacto directo e indirecto sobre el entorno y las condiciones de vida más próximas a la ciudadanía.

Por otro lado, la participación de la población en las decisiones sobre su salud tanto a nivel individual como colectivo, es un elemento que en sí mismo determina un alto nivel de bienestar y salud en la comunidad.

Otro elemento clave para generar buena salud y hacerlo de forma eficiente es la co-producción en salud, esto es, el trabajo intersectorial de los diferentes agentes locales de salud: aportando recursos, influyendo cada uno en las condiciones de salud, haciéndolo de forma organizada y coordinada y con objetivos comunes de salud (Buck. King’s Fund, 2013).

En Asturias existen diferentes espacios de coordinación y participación en salud en sus municipios ligados principalmente al ámbito municipal o sanitario. Son grupos de agentes clave –personas con gran conocimiento de la situación de la comunidad y capacidad de movilizar dicha población vinculados a acciones que mejoran su salud en un sentido amplio de bienestar- provenientes de diferentes ámbitos tales como asociativo, sanitario, municipal o educativo que se reúnen para desarrollar acciones que traten de mejorar ese bienestar de la comunidad de forma participativa.

Dada esta multiplicidad de acciones, en ocasiones se produce cierta fragmentación en el trabajo que desarrollamos en el territorio ocasionada tanto por la existencia de espacios de participación duplicados sin conexión entre ellos como por la falta de coordinación entre los diferentes ámbitos que actúan en un mismo territorio, impidiendo de esta manera alcanzar los logros previstos y dificultando la sostenibilidad del proyecto a medio y largo plazo.

Estos espacios de participación en su mayor parte se encuentran regulados normativamente, lo que por una parte puede suponer una oportunidad para su puesta en marcha, si bien es cierto que en ocasiones dificulta la flexibilidad implícita a la participación. La utilización de un lenguaje común y el establecimiento de objetivos comunes entre los diversos agentes implicados son puntos a tener en cuenta para que la participación pase a un nivel superior al formulismo (consulta), escalón en el que se encuentran numerosos espacios.

Otra dificultad importante dentro del funcionamiento de estos grupos la constituye el excesivo retraso en pasar a la acción. Tardar en comenzar a actuar y generar cambios produce cierto agotamiento colectivo. Utilizar habitualmente procedimientos normalizados a la hora de priorizar las actividades y lanzar proyectos al territorio o evaluar nuestras intervenciones supone otro factor a tener en cuenta.

Con el objetivo de trabajar juntos en este escenario consideramos importante tratar de diseñar un marco teórico y práctico de actuación inclusivo consensuado por todos los agentes que trabajan en el ámbito local que sintetice los distintos modelos y coordine mejor las actuaciones existentes. La propuesta de marco teórico que hacemos engloba diferentes aspectos comunes a la promoción de la salud, a la orientación hacia los determinantes de la salud, a la perspectiva de equidad y participación y al trabajo desde una metodología de activos para la salud.

Se trata por tanto de una guía metodológica abierta dirigida a orientar a todo agente comunitario de cualquier ámbito que quiera iniciar o reconducir procesos intersectoriales participativos en un territorio, es decir, trabajar en el territorio con una perspectiva de Salud Comunitaria basada en activos.

Desde este modelo de trabajo se parte de una visión de la promoción de la salud en la que un elemento vital es la generación de políticas y entornos que favorezcan que las personas puedan tomar decisiones saludables y sean reforzadas para actuar sobre sus determinantes de la salud, con una perspectiva de equidad, participación y fortalecimiento de la comunidad, ejerciendo un protagonismo importante aquellos sectores no sanitarios, con la utilización de metodologías basadas en conocimiento científico – para el análisis, priorización, intervención y evaluación- y reforzando y dinamizando los propios recursos/ activos para la salud existentes a nivel local.

El marco de actuación propuesto se basa en la secuencia de trabajo de la Guía de Asturias Actúa en Salud (Observatorio de Salud en Asturias, 2012)24 adaptada a su vez del modelo de intervención de los Roadmaps de los County Health Rankings25, con elementos comunes con ciclos de intervención comunitaria de diferentes propuestas de intervención comunitaria de nuestro contexto (Programa de Actividades Comunitarias en Atención Primaria de la semFYC, Instituto Marco Marchioni…) o con el modelo de Desarrollo Comunitario Basado en Activos (DCBA)26.

Asimismo, la presente Guía ha tomado como referencia la “Propuesta de metodología para el abordaje de la salud desde una perspectiva comunitaria” del Departamento de Salud del Gobierno Vasco. Nuestro agradecimiento al Grupo de trabajo de Salud Comunitaria por habernos facilitado el borrador de la misma.